¿Por qué un libro de amigos?
Crear y mantener buenas relaciones es un verdadero superpoder. Es más importante que cualquier habilidad técnica que podamos aprender. Las relaciones construidas sobre la confianza, los intereses compartidos y los valores comunes son la base de una vida plena y, según muchos estudios, incluso más larga. Las amistades saludables son uno de los pilares más importantes de la salud mental y física, ya que ayudan a combatir la soledad, el estrés y la ansiedad.
En un mundo cada vez más mediado por pantallas e interacciones digitales, cultivar y sostener amistades auténticas —basadas en el apoyo profundo, la honestidad y el esfuerzo constante— es una de las habilidades más valiosas que podemos ayudar a nuestros hij@s a desarrollar.
Durante la edad escolar, entre los 6 y 12 años, los niñ@s comienzan a formar vínculos más cercanos y significativos. Empiezan a preocuparse por encajar, por la reciprocidad y por sentirse parte de un grupo. Las amistades se expresan en gestos simples pero poderosos: querer sentarse juntos en el recreo, compartir el lunch o intercambiar un “libro de amigos”.
La historia del libro de amigos
En Alemania, los libros de amigos tienen una larga tradición, al menos desde que yo era niña. El mío es uno de los tesoros más preciados de mi infancia: un pequeño mapa emocional lleno de nombres, dibujos y recuerdos de las personas que marcaron mi corazón en esos primeros años.
Cuando llegué a México, y más tarde cuando mis hij@s crecieron lo suficiente como para tener su propio libro de amigos, me sorprendió no encontrar uno disponible. Fue entonces cuando sentí el deseo de crear algo que les permitiera atesorar sus propias historias y vínculos.
¿Cómo funciona un libro de amigos?
Tradicionalmente, un libro de amigos se recibe como regalo. A veces lo obsequian los padres, pero muchas veces es un amigo quien lo regala como un detalle especial de cumpleaños.
Las primeras páginas están destinadas a quien es dueño del libro; las siguientes son para que amigos y familiares las completen. El libro va pasando de mano en mano, y cada persona lo llena en casa con tiempo y cariño. Yo también pedí a mis padres, hermanos, primos e incluso abuelos que escribieran en el mío, y hoy esas páginas son las que más disfruto releer.
El libro de amigos también suele regalarse a los maestros. Al final del ciclo escolar, nos reuníamos para llenar un libro como despedida. O cuando un amigo cambiaba de escuela, compartíamos una última cita de juego y llenábamos sus páginas como recuerdo: una especie de Facebook impreso, pero mucho más íntimo y duradero.
Lo que más me gusta del libro de amigos es la libertad creativa que ofrece: stickers, dibujos, purpurina, fotos… y también su capacidad de convertirse, en momentos difíciles, en un recordatorio tangible de que no estamos solos.
Como cantaban los Beatles: “I get by with a little help from my friends.”
Espero que este libro te regale alegría y sea una oportunidad para conversar con tus hij@s sobre el valor de la amistad, sobre cómo encontrar amigos, cómo ser un buen amigo y sobre las bases de toda relación sana: el respeto y la comunicación.